miércoles, 3 de agosto de 2011

Lluvia de esterllas

Esta noche me he puesto en mi ventana. Esta noche, que son mas de las doce y media, estoy mirando por la ventana. Veo alguna que otra persona... solitaria... cabizbaja... dirigiéndose a casa... en un silencio ensordecedor... y con una triste y melancólica mirada. Yo, muy pensativa me pregunto mirando al cielo ¿Por qué estará triste, acaso no ha hecho un buen día? No me había dado cuenta, de que estampando el cielo oscuro se ven millones de estrellas brillantes. Que preciosas, me parecen que están felices, tanta luz causa mucha energía positiva. Entonces me he acordado del hombre que se iba y le he llamado desde la ventana:
- Oiga, Señor!
- A mi? 
- Si, ha usted. ¿Por qué esta triste?
- Cosas de mayores niña...
- Ni entenderé, ni soy niña... Aunque si mira usted al cielo puede que haya por un instante la felicidad.
- ¿En el cielo? ¿Y se puede saber, que es lo que hay en el cielo?
- Se lo dejare a usted, me parece que es un buen detective. O al menos me lo parece. Buenas noches!
Cerré la ventana y corrí las cortinas, el hombre miraba al cielo, pero no hayaba respuestas. Me fui a la cocina y me tome mi vaso de leche de siempre. Al terminar me metí en la cama, pero antes me fui a la ventana. Vi como el hombre seguía mirando al cielo, sin resolver el enigma. Sonreí y me fui a la cama. A la mañana siguiente volví a la ventana, me sorprendió lo que vi. El hombre estaba allí, creo que me esperaba. Y con razón, me tenia que decir algo. Lo supe mediante sus señas, baje hacia donde el estaba. Me dijo:
- Me ha costado entender lo que me decías, y eso que era evidente. Lo tenia delante de mis ojos, pero no estaba buscando bien.
- ¿A que te refieres?
- Lo que intentabas decirme es que las estrellas estaban preciosas esa noche!
- Si, je je je . 
- Me costo, pero lo adivine. Tenias razón.
- ¿En que señor?
- En que estaban preciosas, me hice sonreír a mi mismo, y me fui a casa con una sonrisa sellada en la cara.
- Me alegro!
- Yo mas, y te doy las gracias! Hace tiempo que no me sentía así.
¿Cómo te puedo devolver el favor? 
- No, hago favores para que luego me los devuelvan. Tómalo como una lección, o como tu quieras. Mas bien como un regalo que no tiene valor.
- Gracias niña. A cambio te voy a dar otra! Cuando te sientas feliz ve a la montaña, sube a la cima, y grita a los cuatro vientos! Te hará sentir libre, ya veras. Y otro, Cuida a los de tu entorno, y date cuenta de los detalles que te da la amistad cada día. Que los detalles mas pequeños son aquellos que hacen una persona GRANDE!

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